El fin del confinamiento

«…los niños no pueden salir de sus domicilios desde el pasado 14 de marzo cuando se declaró el estado de alarma. A partir del próximo domingo 26 de abril podrán salir a pasear» decían las noticias de 2020.
El sábado 25 de abril fui con Laia a comprar jabón cerca de casa de mis padres y de mi hermana, así que los avisé.


Mi madre se acercó para vernos desde lejos pero cuando Laia se dio cuenta de quién era, fue a abrazarla. Un momento precioso, mi madre lloraba mientras me decía «¡que no se puede acercar!»

Al día siguiente, fuimos todos a Azca y avisamos al grupo familiar, porque llevábamos muchos, muchos días sin vernos. Como los mayores no podían salir en el mismo horario que los niños, tenían que venir o mi madre o mi padre fingiendo que el paseo era para sacar a Coco, que sí podía salir a cualquier hora.


Mamá le dijo a Aita que fuera él porque ella había visto a Laia y a Alicia el día anterior, y él insistió en que fuera ella, que él podía esperar. Así que cuando estábamos en Azca apareció mamá con Coco, y nos contó que venía ella porque Aita le había cedido la posibilidad… y mientras nos los contaba apareció papá:

Mamá: -¿Qué haces aquí?

Aita: – ¿Cómo me voy a perder a mis nietos?

Para poder ir los dos, con lo legal que es mi madre, sabía que tenía que infringir las normas sin contar con la complicidad de ella, pero no se lo iba a perder 🙂

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